Desalojo

Por René Gutiérrez G.
Fotos José Mario Aguillón G.

     Vecinos de la calle Jazmín en la colonia Carmen Serdán, casi arman una revolución contra actuarios del juzgado primero de lo civil, quienes acompañados de la policía preventiva, le fueron a notificar a la residente del domicilio la resolución del juez de ese juzgado, de que tenía que desalojar, por la buenas o por las malas su predio, a pesar, de que les mostraba las escrituras del mismo a su nombre y los recibos de los pagos del impuesto predial, en los que está al corriente.

     Ante la ley, esto se llama “desalojo”, lo que los vecinos de doña María de la Luz Dávila Hernández, de 55 años y con más de 25 años de residir en ese domicilio, lo consideraron injusto y por poco aman una revolución en apoyo de esta señora, a la que imaginan la verdadera propietaria del inmueble, no la que ahora que ve todo en bandeja de plata, se quiere apropiar del mismo.
     Las acciones se registraron poco después del mediodía en la calle Jazmín de la colonia Carmen Serdán, hasta donde llegaron policías preventivos de sector para apoyar al desalojo, pero al ver que la situación se ponía candente pidieron apoyo, llegando elementos del grupo URI para salvaguardar el orden.
     Una actuario del Juzgado primero de lo Civil, llegó hasta el domicilio de la señora María de la Luz Dávila Hernández a la que le notificó la resolución del juez en ese caso de querella interpuesta por la propietaria de ese terreno de nombre María Virginia Yerella Colegio, que radica en el lado americano.
     La actuaria se hizo acompañar del abogado Jorge Arturo González Martínez, quién representó a la demandante, viéndose ambos envueltos entre los alterados vecinos que apenas los dejaban trabajar en el levantamiento de datos de los muebles que había en el interior del domicilio de la señora María de la Luz.
     ‘‘Ella es la verdadera dueña de la casa, tiene las escrituras y además todos la conocemos desde hace 24 años y ahora resulta que hay otra poseedora, mire que carajos”, decían los vecinos que trataban de oponerse al desalojo, impidiendo, la labor de la actuario.
     ‘‘Es una injusticia lo que están haciendo con doña Mary, miren que ching...como ya tiene fincado ahora se lo quitan, además no conocemos a esa señora que ahora salió con que es la propietaria, que dé la cara”, decían.
     En una esquina estaba un individuo vestido solamente con un short y una playera, lo acompañaban una mujer y una niña, presuntamente su esposa e hija, los que al ser reconocidos como familiares de la demandante, los echaron en corrida hasta su automóvil, viéndose envueltos en una gran trifulca, que tuvo que acelerar su vehículo, para escapar de la furia de las personas que apoyaban a Doña Mary, la que dijeron, “es la verdadera propietaria de este inmueble”.
     Finalmente, el desalojo se llevó a cabo, pero algunos alcanzaron a decir, que Doña Mary había doblado las manos, “porque está enferma”.